La tecnología de reproducción asistida (ART) es un campo de la medicina para el tratamiento de la infertilidad. ART ayuda en la fertilización del esperma y el óvulo (fuera del cuerpo de la mujer, en un laboratorio), ya sea mediante fertilización in vitro (FIV) o inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI). El cribado genético preimplantacional (PGS) es una herramienta de diagnóstico que se utiliza para examinar los embriones formados a través de estos métodos, en busca de anomalías cromosómicas, que es la principal causa de aborto espontáneo y falla de implantación embrionaria en el útero. El proceso también se denomina detección de aneuploidías, ya que identifica anomalías de aneuploidías, que se refieren a la presencia de un número anormal de cromosomas.
El PGS se recomienda para mujeres mayores de 35 años con fallos repetidos de implantación, pérdidas de embarazos recurrentes, antecedentes familiares de problemas cromosómicos y parejas con infertilidad por factor masculino.
Su médico primero realiza los procedimientos normales de FIV, que implican la recolección de óvulos maduros de los ovarios y la fertilización con esperma en el laboratorio. Los embriones resultantes se cultivan en el laboratorio durante dos o tres días o de cinco a seis días, hasta que el embrión tenga varias células en división activa. En esta etapa, se extraen algunas células y se analizan para detectar anomalías cromosómicas. Los embriones sanos luego se transfieren al útero para su desarrollo, mientras que aquellos con un número anormal de cromosomas se destruyen.
Al igual que con cualquier procedimiento, el PGS puede implicar ciertos riesgos y complicaciones, como la probabilidad de que no queden embriones para transferir después de la selección o el daño de algunos durante el proceso de extracción de células. Es importante recordar que la detección de PGS no garantiza contra abortos espontáneos.